jueves, 19 de septiembre de 2013

Ma dove sono i miei soldi??

Ésto es lo que nuestro Padrino, Don Javito Sirkamusone, se estuvo preguntando toda la tarde de ayer. Todas las sospechas recaían en un primer momento sobre el desvergonzado chófer, Princippesi dello Estrañini, quien habría seducido a la hija de Don Javitone, Gustavina Tigrettoni, para hacerse con la pasta.

Pero éste, que efectivamente resultó ser inocente, no paraba de de señalar con su dedo acusador a la esposa de Don Javito, Martirichi Chinorricci, que horrorizada por las intenciones del chófer hacia su única hija, había contratado a una serie de investigadores para seguirle la pista, tratando a su vez de que su amistad íntima con el contable de Don Javito, Don Saro Nemessini, pasara desapercibida.

Otro frente era el formado por la criada, Carmella Dalaeli, doble de María Patiño, y el abogado, Don Carletto Cachulini di los Enanis del Bosque Verdi. La primera no sólo tenía dos poderosas razones para convencer a Don Vito, sino que además fue la mas lista, pues el maletín empezó la jornada en su poder y tras pasar de mano en mano volvió a  sus dominios, de donde nunca debió salir.

Si éramos pocos, parió la abuela: cuando ya se habían tirado los trastos unos a otros, apareció en escena la amante, Agustina Derlethini, a la que le gustaba más un maletín de dinero que a un niño un caramelo. Se comenta que la esposa de Don Javito, harta de que la pelandrusca se coma todos los cannolo de ricotta y pistaccio sin dejarle nada, está planeando matarla próximamente.

El esbirro de Don Javito, Don Tatitto Maione, se vio tan afectado por la situación, que tuvo que cesar en la búsqueda del maletín e ir de urgencia al Psicólogo.

Afortunadamente, antes de acabar todos medicados, llegó Rosina Aryatini, nos sacó del gueto italiano y nos llevó a colonizar Castro Negrini.

Una entrañable imagen de la tarde:


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