La piloto humana CiberMartichi se había despertado sobresaltada esa mañana. Ella no quería capitanear la misión, y menos
con unos compañeros de expedición tan frikis como los que tenía delante, pero
le había tocado. Cuando parecía que la científica xeloniana TatiMaya estaba a
punto de asumir el mando, el soldado Tentac Lae se revolvió en su asiento como
si de una lata de gulas se tratase y espetó a sus compañeros la necesidad de
cargarle el muerto a la piloto.
Por no discutir, el resto de la expedición, compuesta por el
médico azkariano Némesis, el ingeniero bragant Príncipe y el artillero sahs Juansho,
decidió por mayoría que CiberMartichi liderara la expedición, por sus
sobresalientes dotes como piloto. Ella había entrenado mucho en su
adolescencia, época en la que conducía el minibus de la línea de la empresa Los
Amarillos desde Sevilla a Dos Hermanas, haciendo parada en varios contenedores. Había sido una buena época que recordaba con cariño. Pero todo lo bueno se acaba y ahora tenía responsabilidades mayores.
Aquí una foto de grupo:
La expedición tendría que demostrar su valía llevando a cabo
la misión (con nivel de excelencia) de apresar a la nave hostil y tomarla como
rehén o bien derribarla.
Así, se pusieron en marcha, despegando en primera y
aumentando la velocidad de manera exponencial a medida que iban pasando los
minutos.
El grupo divisó a lo lejos, primero, un planeta. La
científica TatiMaya mandó la primera sonda investigadora para ver qué secretos
podría albergar. Lo que sacó en claro de su investigación fue que el planeta se
encontraba deshabitado y que en principio no supondría un peligro para el
equipo.
Cerca del planeta, también en el meollo de la vía láctea, un
meteorito esperaba paciente el paso de la nave. La expedición, desconfiada por
naturaleza, puso a sus investigadores más potentes (Némesis, TatiMaya y
Príncipe) manos a la obra a investigar, mientras que el soldado Lae y el
artillero Juansho se dedicaban a lanzar
misiles y a joderle a la nave contraria los motores, y sus lanza misiles.
Cuando parecía que ya podrían teletransportarse y asaltar a
la nave shunga, ésta giró rápidamente y se alejó. En una maniobra milagrosa,
CiberMartichi consiguió salir por un lado del tablero espacial y volver a
encarar a la nave entrando por el lado opuesto. Todos quedaron asombrados por
este abrumador desafío a las leyes de la
física, pero la capitana sabía que no podían perder tiempo en girar.
Cuando se iba a cumplir el tiempo máximo asignado a la
misión, el soldado y el artillero, y ya incluso el ingeniero, el médico, la
científico y la piloto, decidieron poner toda la carne en el asador y dedicarse
a lanzar misiles contra la nave shunga.
Así, consiguieron derribarla y dar por finalizada la misión
in extremis. En estos momentos la expedición al completo se encuentra
concentrada en su próximo objetivo. ¡¡Que tiemble la galaxia!!
Enhorabuena y gracias a Sirkamus por su labor de adaptación del juego. Tras la partida, cervecita y diversión ;)
Hele ahí ese cibersaludo benemérito espacial. ¡AR! (revista de una afamada escritora)
ResponderEliminarJajajaja, una crónica excelente!!!
ResponderEliminarSi... aquí la peña nos dejó tirados a Juanmi y a mi al posar...
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